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A mediados del siglo pasado Simón Lozano comenzó a vender el Txakoli que elaboraban en el caserío, pasaban los años y fue convirtiendo el lugar en una zona de descanso y disfrute para la gente de Bilbao. El caserío fue tornándose en restaurante a medida que pasaban los años y poco a poco fue convirtiéndose en lo que es hoy en día. La chuleta a la brasa y el bacalao siguen siendo una seña de identidad de este local. Sus comedores interiores y su gran espacio exterior hacen que se llegue a un público muy variado.
Ganador premio en Bizkaia ‘Txuleta de oro 2018’.